Ocurrió al caer la tarde del 16 de agosto, en Rabat, a cinco minutos a pie del Palacio Real, en el céntrico barrio de Hassan. Pero sucede a cada momento en cualquier lugar de Marruecos con cualquier mujer. En este caso, se trataba de una europea. Cuando caminaba en dirección a un restaurante, un hombre de unos 55 años se acercó en coche hacia ella. La siguió en paralelo preguntándole cómo se llamaba y si quería subir con él. La mujer le advirtió que llamaría a la policía y el del coche se alejó insultándola. Dos horas después, de regreso a casa, dos jóvenes en coche le preguntaron cómo se llamaba. La mujer les pidió que la dejaran y ellos cruzaron el coche en medio de la calle para impedirle el paso. Ella comenzó a gritar, les dijo que vivía ahí mismo, que estaba casada, que su marido trabaja en una embajada. Y los jóvenes se marcharon. ¿Qué ocurre cuando la mujer es marroquí?
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